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jueves, 21 de noviembre de 2013

Érase que se era...


...siempre que le cuento a Lea un cuento empiezo con esta tradicional frase. Érase que se era me encanta. Es como volver a casa. 
Fermín era un niño muy alegre, que vivía en la cima de una montaña, su casa no estaba justo en la cima si no un poco más abajo, lo que sí estaba justo en el pico era un tobogán muuuuuuuuuy alto muuuuuuuuuy alto tan alto que cuando Fermín se tiraba ya sabía que algo nuevo iba a pasar por lo menos durante unas horas.  Según el impulso pasaba una cosa u otra. Pero justo te voy a contar lo que le pasó un día de muuuuuuuucho impulso(Lea mira con atención, los ojos bien abiertos,mientras yo me estoy quedando dormida cuando se lo cuento y a la vez mi cabeza no puede dejar de pensar en qué $%*^!! le pasa a Fermín. Lo de alargar las palabras es un tanto cursi pero la verdad es que le encanta) 
Total, que cogió tanto impulso que al caer ,por supuesto, no cae en el suelo como en un parque normal sino que sube sube hasta el cielo, cruza nubes,toca las estrellas, pasa la atmósfera ,se queda sin gravedad durante unos 5 min que vuela sin control y sin peso blublublu, vuelve a caer un poco y fiuuuuuu fiiiiiiiiiu cae del todo hasta que llega al mar. Estaba bien salado, como si hubiesen echado un montón de pipas, toneladas de pipas al agua y hubiesen removido todo un buen rato. Llega al mar Fermín, que le parece inmenso y ve a una sirena, a una estrella, a un pez globo, a una morena (empiezo a enumerar para alargar la historia, sigue muy atenta) a un caballito de mar, a un erizo, pasa un montón de algas, ve a un delfín, a un tiburón, a una tortuga, un coral, un pez plateado que no sabe muy bien qué es, un salmón, un arenque, un atún, un bacalao, y se hace amigo de todos, cierra los ojos(bien!) y colorín colorado este cuento se a acabado.  
Abre nos ojos "NO". No? no quieres que se acabe? "NO" Vale. 
En fin Fermín, se hace amigo de todos pero sobre todo sobre todo de un ermitaño, un ermitaño es un cangrejo que vive dentro de una concha, cuando es muy chiquitín se busca una casa, vaga por el fondo del mar y encuentra conchas y dentro les pone un sofá, una cama una cocina y ahí se queda. Cuando va creciendo y se le queda pequeña, se busca otra más grande. Así que Fermín y el ermitaño se hacen tan amigos que decide que cuando salga del mar se lo lleva a su casa en el bosque y punto. Y eso hizo, se lo llevó a su casa, pero más concretamente a su huerto, donde cuidaba a las lechugas sin nitritos ni productos tóxicos, unas lechugas bien hermosas tenía Fermín. Y pensó que se llevaría muy bien con el caracol que vivía allí. Así que lo dejó ahí posado en la lechuga y efectivamente, ermitaño y caracol, fueron compañeros de lechuga por un buen tiempo, aunque no consiguieron tener hijos. Se querían muchísimo. Compartieron un montón de momentos, tanto ermitaño como caracol tenían su propio espacio, siempre llevaba su salón privado a cuestas, y eso es fundamental para una buena y duradera relación. Ermitaño que era un nostálgico pensó que podría compartir su pasado con caracol y le dijo que quería enseñarle el mar. Planearon el viaje durante meses, acumularon provisiones hicieron una ruta muy concreta, en línea recta, de la lechuga al mar, no se andaron con chiquitas. (Lea está quedándose dormida de verdad, los niños no disimulan a esta edad, se cae) Así que allá fueron, tardaron 4 días con sus 4 noches(un clásico también) y por fin llegaron. Ermitaño corrió con una sonrisa de oreja a ojera hacia la orilla, pero a caracol le costaba un poco más arrastrarse por ahí. Así que ermitaño tuvo que esperar toda una noche hasta que su amado llegó. Al amanecer caracol metió un cuerno al mar, el otro lo dejó al sol. Y le dijo que parecía que habían echado millones de pipas al agua, porque estaba muy salado ( se me acaban los recursos, hay que seguir hablando porque como pare se despierta) y ahí por fin estaban los dos. Parece que a caracol no le entusiasmaba el mar, ni la arena ni la sal. Encima cuando se metió flotaba, ermitaño le cogía con una pinza, y le decía "por dios caracol baja" pero era imposible, su concha se llenaba de aire, no como la de ermitaño y flotaba. Parece que caracol no era buen marinero, y ermitaño se moría de pena pero resulta que en este medio no eran compatibles. Así que lo dieron por imposible y ermitaño no pudo presentarle a ninguno de sus amigos, que ahí estaban, les habían montado una fiesta por todo lo alto. Que caracol no pudo disfrutar. Solamente podía pensar en volver a la lechuga. 
Lea ronca a mi lado 
Lo conseguí!!!
De vuelta a la lechuga le contaron toda la historia a Fermín, y ermitaño quedó tan triste de no poder compartir medio con caracol que quedó consumido. Así que Fermín decidió acabar con el tema y hacer un plato de pasta llamado, mar y montaña.Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Las historias cuando estás muy cansada acaban así. 

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