Cuando conocí a Kela pensé que había salido de un huevo, o algo así. Cómo podía ser tan guapa alta y extraña a la vez, tan discreta.
Trabajamos juntas muchas veces y nos conocimos a través de una persona que nos hizo vivir cosas absurdas y de las que ahora, recordándolo, nos morimos de risa. Kela siempre fue sensible y por eso no podía trabajar donde trabajaba y para quien trabajaba, no es que yo navegue libre en el mundo de la publicidad, pero sí es verdad que muchas veces se hacer de tripas corazón. Kela lo dejó y se dedicó a la fotografía, que era donde buceaba sin oxigeno, entonces le salieron branquias, escamas y cola y se convirtió en esta sirena que, por lo menos a mi, me hipnotiza y me mete en mil cosas con una sola imagen.
http://kelacoto.com/
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